
Juan Román Riquelme decidió romper el mercado. Con la Copa Libertadores como obsesión y el Mundial de Clubes en el horizonte, el presidente de Boca no dudó en reforzar al equipo con jugadores de jerarquía. La idea está clara: armar un plantel que pueda competir al máximo nivel en todos los frentes.
Entre las caras nuevas, aparece Carlos Palacios, el chileno que llega desde Colo-Colo después de que Boca pagara su cláusula de salida por 4.8 millones de dólares. Con 23 años, es uno de los talentos más prometedores de Sudamérica y un jugador que puede marcar la diferencia en la ofensiva.
En la defensa, el refuerzo es Ayrton Costa, un central zurdo que también puede jugar de lateral. Boca lo trajo desde el Royal Amberes de Bélgica por 3 millones de dólares y lo firmó hasta 2029. Costa, con 25 años, llega para darle opciones al técnico y cubrir una posición que necesitaba renovarse.
El mediocampo fue el sector donde Boca más apostó. Primero llegó Rodrigo Battaglia, que viene de ser subcampeón de América con Atlético Mineiro. Con experiencia en Europa y en el fútbol sudamericano, el volante central de 33 años firmó contrato hasta 2028, y además también puede cubrir la posición de marcador central. También se sumó Ander Herrera, el español que compartió plantel con Marcos Rojo y Sergio Romero en el Manchester United, y con Cavani en el PSG. A sus 35 años, Herrera aportará liderazgo y calidad en una zona clave de la cancha.

Otro de los grandes movimientos del mercado fue la llegada de Alan Velasco, el joven talento que Boca compró al FC Dallas por 10 millones de dólares. Con solo 21 años, Velasco es una de las grandes promesas del fútbol argentino y firmará un contrato de cuatro o cinco años. Boca apuesta a que su desequilibrio sea clave en los momentos importantes.
Además, el chileno Williams Alarcón también se suma al plantel. Boca llegó a un acuerdo con Huracán y pagó 4 millones de dólares para quedarse con el mediocampista de 23 años, que firmará hasta 2029.
Por último, para el arco, Boca aseguró a Agustín Marchesín, que llega desde Gremio por cerca de 2 millones de dólares. Con 35 años y una gran trayectoria, el arquero firmará por dos años, con chances de extender por uno más. Marchesín es un nombre fuerte para un puesto donde se necesita experiencia y seguridad.
Con estas incorporaciones, Boca parece haber armado un plantel que combina experiencia, juventud y jerarquía. La apuesta es grande y ambiciosa, pero la pregunta inevitable es: ¿le alcanzará con lo que trajo para conquistar la Libertadores y competir en el Mundial de Clubes? Riquelme y compañía confían en que sí. Ahora, será cuestión de demostrarlo en la cancha.