En la previa el partido pintaba complejo porque el rival era muy exigente y uno de los animadores del torneo. Jugar con Huracán era una linda oportunidad para levantar la vara del mal momento futbolístico y a la vez un gran riesgo por el buen momento que atraviesa el quemero no le daba ninguna garantía al local de poder salir ileso de la partida. La moneda del presente de la lepra estaba al aire y de lo que hicieran dentro del campo los dirigidos por Lunari dependía la fortuna del rojinegro en el cotejo. Nada de eso ocurrió. Newells fue un equipo a la deriva tan a la deriva como el presente dentro y fuera de la cancha del club del Parque Independencia.
Buen arranque de Newells en el partido con buena circulación de pelota en zona de medios y un par de interesantes encuentros entre Miljevic y Ever Banega hacían presagiar un buen partido del local. Antes de los 5´ Schott de cabeza casi abre el marcador cuando la pelota pegó en el travesaño después de conectar de buena manera un tiro de esquina ejecutado desde el sector derecho.
El local jugaba mejor y como consecuencia de ese buen andar a los 7´ Silvetti exigió otra vez a Galíndez con un remate que le salió demasiado recto y eso facilito la tarea del portero que evacuó el peligro con solvencia. Pero a este Newells todo le cuesta demasiado, tanto que a los 10´ Huracán haciendo muchísimo menos dentro del campo, abrió el marcador mediante un remate de Cabral desde el costado izquierdo del área leprosa, que en definitiva “no fue tiro al arco ni centro” terminó increíblemente dentro del arco de Macagno, ante una pobre respuesta del arquero de Newells. El 1 a 0 agitó todos los fantasmas de un presente signado por las malas noticias para la lepra.
Newells luego del cimbronazo del gol recibido retomó el control del juego y sobre los 14´ Miljevic casi lo empata cuando un disparo propio desde lejos reventó el palo de Galíndez. La lepra era más en el trámite, pero no en el tanteador y la gente en el Coloso se empezó a impacientar con el andar del equipo. Promediando la etapa el cotejo entró en un badén y lo sacó de esa inercia el Globo con una jugada de play station, donde tocaron de primera varios jugadores en las cercanías del área leprosa ante la absurda pasividad de los defensores locales y Eric Ramírez terminó de darle forma a la obra derrotando a Macagno con remate recto y seco. Eran 27´ cuando el golazo de Huracán caldeó el ambiente del Marcelo Bielsa y los hinchas reeditaron desde las tribunas el hits “que se vayan todos”.
Después del segundo tanto de Huracán, Newells se desdibujó y la visita manejo los tiempos del juego sin demasiados sobresaltos. A los 33´ tras un córner ejecutado por Banega y un cabezazo de Velázquez en el primero palo, la cabeza de Garcia entrando por el medio estableció el descuento. Dos cabezazos en el área casi siempre terminan en gol y esta vez no fue la excepción. El 2 a 1 reanimó las esperanzas de la lepra ya que quedaba demasiado tiempo como para intentar cambiar el rumbo de la historia.
El gol de Juanchon despertó a la lepra y a los 38´ Salcedo estuvo a tiro del empate cuando un remate suyo desde la puerta del área se fue muy cerquita del parante derecho de Galíndez. Se terminó la etapa con el rojinegro penando su falta de efectividad ofensiva y costándole demasiado caros los errores defensivos que cometió en la primera porción del encuentro.
En el comienzo del complemento primó el desorden, porque Newells iba adelante sin demasiadas ideas y Huracán se defendía sin dar demasiadas seguridades defensivas. A los 5´ en una contra del Globo con la defensa local muy mal parada, Mazzantti marcó el tercero y empezaba a liquidar el pleito. El 3 a 1 se presumía un resultado irremontable. Peor aún cinco minutos después el chileno Echeverría derrotaba a Macagno cundo su remate encontró una frágil respuesta del arquero leproso. La lepra estaba jugado y sin fichas y pagó muy caro los desacoples en el sector defensivo, el 4 a 1 era lapidario.
A los 33´ descontó el uruguayo Ramírez en una arremetida para poner el 4 a 2 y decorar un resultado final que dejo al descubierto todas las broncas contenidas en los hinchas por este año tan malo del equipo, no solamente fueron blanco de su ira los jugadores sino también el presidente del club, Ignacio Astore. El final fue convulsionado con simpatizantes arriba de los alambrados y con las fuerzas policiales masivamente dentro del campo de juego, en una postal futbolera de este presente leproso lleno de interrogantes y de un futuro inmediato que exige urgentes cambios. La pelota está ahora en el campo de los dirigentes y en ellos está la difícil decisión de “tirarla afuera o intentar cambiar la historia”.