No hubo milagro en el Santiago Bernabéu. El Real Madrid soñaba con una remontada de esas que ya forman parte de su ADN europeo, pero esta vez se topó con un equipo serio, maduro y decidido a escribir su propia historia. El Arsenal de Mikel Arteta ganó 3 a 0 en la ida en Londres y este miércoles selló la serie en Madrid con un triunfo 2 a 1 que dejó el global 5 a 1. Fue un golpe duro para los de Ancelotti, que nunca encontraron el ritmo ni las respuestas para incomodar a un rival que los superó de principio a fin.
La expectativa estaba puesta en lo que pudiera generar el Madrid desde el arranque, pero el que dominó fue el Arsenal. Incluso con un penal a favor en la primera mitad que podría haber cerrado la serie antes de tiempo: Bukayo Saka intentó picarla y Courtois le adivinó la intención. El Bernabéu se ilusionó por un instante. Pero esa chispa duró poco.

A los 65 minutos, una jugada que resume el espíritu de este Arsenal: pase filtrado quirúrgico de Mikel Merino y definición de Saka para el 1 a 0. Letal. Dos minutos más tarde, William Saliba cometió un error inexplicable en la salida, Vinicius Jr. aprovechó el regalo y empató el partido. Pero la remontada ya no era más que un espejismo. El Madrid necesitaba tres goles más y no tenía con qué.
El final llegó en el descuento. En el 90+3, Gabriel Martinelli le ganó en velocidad a toda la defensa y sentenció la historia con una definición cruzada. 2 a 1 en el Bernabéu, 5 a 1 en el global, y un mensaje claro: este Arsenal no vino a competir, vino a ganar.
Ahora, los Gunners jugarán la semifinal ante el PSG de Luis Enrique, un equipo cargado de talento con nombres como Kvaratshelia, Dembélé y Doué. Pero si hay algo que quedó claro tras esta serie, es que el Arsenal está para pelearle a cualquiera.