Newells se despedía del torneo doméstico ante su gente en el Marcelo Bielsa frente a Boca, un partido trascendente por la importancia del rival y por la necesidad autoimpuesta por las circunstancias de un presente pálido para el equipo y la obligación de tener que cerrar con una victoria en casa su participación en la Liga. La nota saliente de la noche de fútbol en el Coloso fue el debut de Mariano Soso jugando de local y la lógica procesión interna para un entrenador made in lepra, que tenía su primera experiencia como DT en el club del cual es hincha.
Buen arranque del cotejo para Newells, copando el campo y tratando de presionar al rival en su propio campo, la lepra se mostraba mejor y a Boca le costaba demasiado poder salir del encierro que le provocaba el rival. El round de estudio le correspondió al local que jugaba con cierta soltura y atrevimiento. A Soso se lo veía incansable a un costado de la cancha, viviendo el partido tan intensamente como sus dirigidos.
Buen cotejo para Vangioni, quién yendo y viniendo por el lateral izquierdo se convirtió en uno de los pilares del conjunto del Parque Independencia, con buenos encuentros entre Banega, Miljevic y Silvetti que ilusionaban a la multitud que acompaño al rojinegro en las tribunas. A pesar de la mejor puesta en escena de Newells, en una esporádica ofensiva de Boca casi abre el marcador cuando a los 26´ Cavani tras una media vuelta dentro del área leprosa obligó a una providencial atajada de Reinatti, que evitó el primero de la visita. Con muy poco casi Boca se ponía arriba en el tanteador.
Pasado los 30´, Boca empezó a manejar mejor la pelota por un quedo físico del local y a partir del control del juego le quitó ritmo a Newells. En ese desarrollo más parejo, Pol Fernández y Zenón se hicieron ejes del juego del xeneize para lograr acercarse con mayor presencia de jugadores al reducto de Reinatti. En medio de ese dominio transitorio, Giménez casi rompe el cero cuando le ganó la espalda a Salcedo y su remate se fue apenas desviado ante un buen achique de Reinatti.
Sobre el cierre de la etapa, un cabezazo de Ramírez tras un centro desde la derecha provocó un rebote en un rival y Schott recibió la pelota casi en el área chica e hizo lucir al portero Brey que mandó el grito de gol leproso al córner con un manotazo salvador. Buena presentación de la lepra en la primera parte del cotejo porque fue el equipo que más quiso y se mostró casi siempre ordenado en todas sus líneas a pesar de la jerarquía del rival. El resultado en pardas fue castigo para el rojinegro, que sin hacer nada extraordinario mereció mejor suerte en el tablero al cabo de los 45 minutos que duró esa primera parte.
En el arranque del complemento, Reinatti le tapó de manera increíble un mano a mano a Giménez yendo a los pies del delantero de Boca que se aprestaba a marcar el gol entrando solo por el medio del área. Boca jugaba mejor y ese andar se vio reflejado en la red cuando tras una buena combinación ofensiva de Boca, culminó con el ingreso en soledad de Zenón para empujarla a la red ante una endeble resistencia de Reinatti. El 1 a 0 cambió drásticamente los planes de Soso para el resto del encuentro.
Después del tanto xeneize el equipo se desdibujó sintiendo el impacto de la conquista de la visita y también por una merma en estado físico de los protagonistas. La lepra se fue adelante con voluntad, entrega, pero sin fútbol, por esa razón el cotejo se jugó más en el terreno de lo emotivo que en lo futbolístico. En una arremetida aislada Newells se perdió increíblemente el empate cuando Juanchon Garcia solo ante Brey tiro la pelota por arriba del travesaño desde inmejorable posición.
Allí se bajo el telón de las expectativas de Newells porque los minutos que quedaron del encuentro fueron para agudizar las limitaciones de un equipo que sigue retrocediendo en los terrenos del protagonismo. El rojinegro dio su última función en el año jugando en el Coloso y fue con un nuevo traspié, para coronar un 2024 que fue para el olvido, por errores futbolísticos, dirigenciales que llevaron a vivir al club tiempos de desencanto para sus hinchas y que obligará mas que nunca a los dirigentes a agudizar la creatividad para salir de este presente triste que dejó en la cancha a un equipo en estado de terapia intensiva y un diagnóstico a futuro que no pinta para nada prometedor y a contramano de la rica historia que la lepra supo defender con hidalguía hace no mucho tiempo.